24. NOÉ EN EL LIBRO DE LOS JUBILEOS
En el libro de los jubileos se cita el diluvio y a Noé:
Cuando Noé nació, su padre Lámek desconfiaba de su paternidad debido al aspecto externo del niño (demasiado blanco) y pidió a su
padre Matusalen que fuera a ver a su abuelo Enoc, padre de Matusalen, que
vivia en la Morada de los nefilim en el Sinaí, para comprobar que
ningún nefilim era el padre del niño Noé. Tras la investigación Enoc aseguró la
paternidad de Lámek, y explicando que el aspecto extraño del bebé era un
presagio del diluvio y de su destino salvando a la humanidad.
Enoc explicó a su hijo: Esos
acontecimientos del futuro, yo los leí en las tablas celestiales.
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Cuando los nefilim planearon huir del diluvio Nannar/Sin, el primogénito de
Enlil, anunció un extraño deseo: esperar el Diluvio no en los
cielos de la Tierra, sino en la Luna. Enki se sorprendió; Enlil, desconcertado,
aceptó. Más tarde el símbolo de este nefilim sería una media luna,
símbolo que era utilizado por Enki desde antiguo.
«¡Por sí misma, la Luna no puede sostener vida, sólo se puede permanecer allí con máscaras de Águila!» dijo Nannar a sus compañeros.
En el siglo VII a.C los demás nefilim abandonaron el planeta, y él
con su mujer y otro más (su administrador), quedaron aquí y dirigiendo bajo las ordenes de su
abuelo An -desde su planeta -el nuestro hasta que fueron sustituidos unos siglos más tarde por su hija Inanna Ishtar debido a su fracaso en el asunto judio. Ahora ella ostenta la media luna.
Tras el diluvio acabó la vida en Marte (Lahmu), que quedaba más cerca de la órbita del duodécimo planeta con unos efectos gravitatorios más fuertes. Lahmu quedo devastado con el paso de Nibiru, perdió la atmósfera y las aguas. Los escasos y pequeños supervivientes siguen por aquí y les llaman grises.
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