3 de Febrero de 2014

3 de Febrero de 2014
Oligisto oteando el cielo

domingo, 29 de junio de 2014

El diluvio (10)


10. El diluvio fue una conspiración contra la humanidad

Fue tan terrible experiencia la que sufrió la Humanidad, que hizo que a Utnapistim se le llamará Respiro (Noah), porque supuso un respiro para la humanidad y una esperanza de que no se repitiera. Fue un acontecimiento de una magnitud sin precedentes que sacudió la Tierra, una catástrofe que ni el Hombre ni los nefilim habían experimentado nunca.

Aunque los seres humanos no podían leer las señales meteorológicas, los nefilim sí que podían. Para ellos, el Diluvio aunque era inevitable, detectaron su llegada, era un suceso previsible. El Diluvio fue una calamidad natural en la cual los nefilim no representaron un papel consciente, sino pasivo. Ellos no provocaron directamente el Diluvio aunque influyeron inconscientemente en él por provocar cambios climáticos drásticos durante milenios; ellos, simplemente, se confabularon para que los terrestres no se enteraran de su llegada.

El secreto que los nefilim juraron no revelar era una conspiración contra la Humanidad, consistente en reservarse la información que tenían respecto a la próxima avalancha de agua, de modo que, mientras los nefilim se salvaban, la Humanidad pereciera. Conscientes de la inminente calamidad y de su impacto global, los nefilim tomaron las medidas oportunas para ponerse a salvo. Estando la Tierra a punto de ser engullida por las aguas, no tenían más que una dirección de salida: hacia el cielo. Cuando la tormenta que precedió al Diluvio comenzó a rugir, los nefilim se subieron a su lanzadera y permanecieron en órbita terrestre hasta que las aguas comenzaron a descender.

El día del Diluvio fue el día en que los dioses huyeron de la Tierra.

Cuando Shamash,
que da la orden del temblor al anochecer,
haga caer una lluvia de erupciones,
¡sube a bordo del barco
y atranca la entrada!

Shamash tenía a su cargo el espaciopuerto de Sippar. Enki dio instrucciones a Utnapistim para que vigilara la primera señal de lanzamientos espaciales en Sippar. Shuruppak, que es donde vivía Utnapistim, estaba sólo a unos 180 kilómetros al sur de Sippar. Dado que los lanzamientos debían tener lugar al anochecer, no habría problemas para ver la «lluvia de erupciones» que harían «caer» las naves espaciales.

Noé se separa de sus acompañantes (9)

9. Noé se separa de sus acompañantes 

Noé fue llevado a vivir en las instalaciones del Sinaí. Anu y Enlil, lo admitieron como a uno de los suyos, lo permitieron participar de la vida longeva de los nefilim..

Pero ¿qué sucedió con los demás habitantes del submarino tras el diluvio? Noé les dijo que tenían que ir a pie hacia el sur, hacia Babilonia mientras que él les abandonaba yendo con su señor.

La versión del Diluvio de Beroso, según Abideno, dice: «Cronos le reveló a Sisithros que iba a haber un Diluvio …
 (Cronos = Enki)
...cuando Sisithros (que es atra-hasis al revés) iba a ser llevado por los dioses a su nueva morada en el Sinaí, explicó al resto de la gente del arca que se encontraban en ese momento «en Armenia» y que tenían que volver (a pie) a Babilonia.

En esta versión, no sólo nos encontramos con la relación con Sippar, el espaciopuerto, sino también con la confirmación de que Sisithros recibió instrucciones para «navegar inmediatamente hasta Armenia» —al país del Ararat.


  • El pacto del Arco Iris


Otro factor que pudo pesar en la rápida decisión de hacer las paces con la Humanidad pudo ser la progresiva retirada de las aguas del Diluvio y la aparición de tierra seca y de vegetación sobre ella. Ya hemos visto que los nefilim supieron con antelación que se aproximaba una calamidad; pero aquello era tan singular en su experiencia que temieron que la Tierra quedara inhabitable para siempre. Cuando aterrizaron en el Ararat, vieron que este no era el caso. La Tierra seguía siendo habitable y, para vivir en ella, necesitarían al hombre.


Las versiones mesopotámicas de la historia del Diluvio también terminan con unos versículos que tratan de la procreación de la Humanidad. Los textos, en parte mutilados, hablan del establecimiento de «categorías» humanas:

… Que haya una tercera categoría entre los Humanos:
que haya entre los Humanos
mujeres que den a luz y mujeres que no den a luz.

Parece ser que se establecieron nuevas directrices para la relación sexual:

Normas para la raza humana:
Que el varón… a la joven doncella…
Que la joven doncella…
El hombre joven a la joven doncella…
Cuando el lecho esté puesto,
que la esposa y su marido yazgan juntos.

Enlil fue estratégicamente superado. La Humanidad se salvó y se le permitió procrear.

miércoles, 11 de junio de 2014

El reencuentro de Noé con Enki (8)

8. El reencuentro de Noé con Enki


  • El desembarco en una montaña

Emergió una región montañosa;
sobre el Monte Nisir (“ Salvación”) se detuvo el barco;
el Monte Nisir sujetó al barco con firmeza,
sin dejar que se moviera.

Durante seis días, Utnapistim estuvo vigilando desde el arca inmóvil, cautiva en los picos del Monte de la Salvación (el bíblico Ararat). Después, soltó una paloma para que buscara un lugar de descanso, pero volvió. Una golondrina también salió, y volvió. Después, soltó a un cuervo —y huyó, encontrando un lugar de descanso. Entonces, Utnapistim soltó a todas las aves y animales que estaban con él, y salió él también.


  • El arca de Noé estaba tripulado por un experto

Atra-Hasis llevó consigo un «Barquero» llamado Puzur-Amurri («occidental que conoce los secretos») «le cedió la estructura, junto con su contenido» en cuanto se desató la tormenta.
¿Para qué necesitaba a un experimentado navegante, a menos que fuera para llevar el arca hasta un destino concreto? Los nefilim utilizaban los picos de Ararat como puntos de referencia desde el principio. Siendo las cumbres más altas en esa parte del globo, esperarían que fuera lo primero en reaparecer sobre el manto de agua. Y, dado que Enki, podía suponer esto dio instrucciones a su sirviente para llevar el arca hacia el Ararat, planeando el encuentro desde un principio.



  • Enki es acusado de no respetar el juramento

Noé construyó un altar «y ofrendó un sacrificio».  «Los dioses aspiraron el perfume, los dioses aspiraron el dulce perfume. Los dioses acudieron como moscas hasta el que había hecho el sacrificio»

Pero, cuando Enlil llegó finalmente al lugar de la escena, no pensaba demasiado en la comida. Estaba echando chispas de ver que alguien había sobrevivido. «¿Acaso alguna alma viviente ha escapado? ¡Ningún hombre tenía que sobrevivir a la destrucción!».

Ninurta, su hijo y heredero, apuntó inmediatamente su dedo acusador hacia Ea/Enki. «¿Quién, sino Ea, puede diseñar un plan así?. Sólo Ea sabe de qué va todo».

Lejos de negar la acusación, Enki lanzó uno de los discursos de la defensa más elocuentes del mundo. No fui yo el que descubrió el secreto de los dioses»; simplemente dejé que un Hombre, uno, Atra-Hasis (en acadio), «extremadamente sabio», percibiera por su propio saber el secreto de los dioses. Y si, como parece, este terrestre es tan sabio, Enki le sugirió a Enlil, no vayamos a ignorar sus capacidades. «Así pues, ¡déjate aconsejar en cuanto a él!». Dejándose influir por el argumento de Enki,


  • Enlil nombra consejero a Noé

Enlil, convencido por su hermano Enki, nombró consejero a Noé. Noé pasaba así a ser uno de ellos, a residir entre los anunnaki y a vivir como ellos, disfrutando de su longevidad.

Acto seguido, Enlil subió a bordo del barco.
Me cogió de la mano y me llevó a bordo.
Llevó a mi mujer a bordo,
la hizo arrodillarse a mi lado.
Y él, de pie entre nosotros,
tocó nuestras frentes para bendecirnos:
«Hasta ahora, Utnapistim no has sido más que humano;
en lo sucesivo, Utnapistim y su esposa
serán para nosotros como dioses.
¡Utnapistim residirá en la Lejanía,
en la Boca de las Aguas!».

martes, 10 de junio de 2014

El fin de las tormentas (7)

7. El desarrollo de las tormentas


  • El principio de las tormentas:


Llegó la tormenta «con las primeras luces del alba». Hubo estremecedores truenos. Una nube negra se levantó desde el horizonte. La tormenta arrancó los postes de las construcciones y los muelles; después, los diques cedieron. A continuación, llegó la oscuridad, «convirtiendo en negrura todo lo que había sido luminoso»; y «la ancha tierra se hizo añicos como una olla».


  • Una semana de tormenta

Durante seis días y seis noches sopló la «tormenta del sur». 
Ganando velocidad mientras soplaba,
sumergiendo las montañas, 
sorprendiendo a la gente como en una batalla…
Cuando llegó el séptimo día,
la tormenta-sur que llevaba la inundación
amainó en la batalla
que había entablado como un ejército.
El mar calló,
la tempestad se sosegó,
la inundación cesó.
Tantee el tiempo.
Se había instalado la tranquilidad.
Y toda la Humanidad había vuelto al barro.


  • La calma tras las tormentas

En las turbulentas aguas, había un submarino que llevaba hombres, mujeres, niños y otras criaturas vivas.

Finalizada la tormenta, ascienden a la superficie, se asoman al exterior para ver sólo un mar inmenso. «Abrí una ventanilla; la luz cayó sobre mi rostro». Miró alrededor; «El paisaje era tan liso como un tejado plano». Y, agachándose, se sentó y sollozó, «las lágrimas corrían por mi cara». Buscó una costa en la inmensidad del mar, pero no vio nada.

Enlil se había salido con la suya en sus intentos de recortar la humanidad. Enki había conseguido salvar a un pequeño número.

La orden de embarque de Shamash (6)


6. La orden de embarque de Shamash 


  • La estratagema de Enki:
Los humanos habían sufrido muchos milenios de hambrunas, enfermedades, sequías provocadas por la manipulación de la naturaleza por los nefilim, siguiendo las órdenes de Enlil.
Utnapistim, el soberano,  siguiendo las instrucciones de Enki, comunicó a sus ciudadanos que, si Enlil le veía partir, «la tierra se volverá a llenar de ricas cosechas».
Fue la excusa perfecta para los habitantes de la ciudad. Para ellos, ahora existía una explicación de tantas desgracias: su soberano. Enlil veía con malos ojos a Utnaspistim y por esto les castigaba. Si se iba todo cambiaría. Por tanto decidieron ayudarle en sus preparativos de aquel extraño artefacto con el que pretendía viajar al sur, a África con su señor Enki.
La estratagema de Enki resolvía varios problemas: ahora sus gobernados no se extrañarían de que se fuera. Segundo: la construcción del extraño artefacto tenía sentido. Tercero: Además le ayudarían y por lo tanto ahorrarían tiempo, y esto era muy importante porque la Gran Inundación era inminente.


  • La construcción del arca:


Así engañada, la gente de la ciudad no hizo preguntas, sino que hasta llegó a echar una mano en la construcción del arca y gastar pródigamente sus escasos bienes.« Matando y sirviéndoles bueyes y ovejas todos los días», y prodigándose en «mosto, vino tinto, aceite y vino blanco», Utnapistim los animó a trabajar más rápido.

Hasta los niños llevaban betunes para impermeabilizar la nave.

«Al séptimo día, el barco estaba terminado. La botadura fue muy dificultosa, de modo que tuvieron que mover los tablones del suelo arriba y abajo, hasta dos tercios de la estructura tenía que entrar 
en el agua» del Eufrates.


  • La entrada en el arca:


Después, Utnapistim subió a bordo a toda su familia y parientes, junto con «todo lo que yo tenía de todas las criaturas vivas», así como «los animales del campo, las bestias salvajes del campo».
Utnapistim también subió a escondidas a todos los artesanos que le habían ayudado en la construcción del barco. Él también tenía que subir a bordo, pero cuando se diera cierta señal: 


  • La orden de embarque de Shamash


La señal era el despegue de las naves de los nefilim huyendo de la Tierra al espacio, una señal cuya naturaleza Enki le había revelado también: 
el «momento indicado» lo marcaría Shamash, el nefilim encargado de dar las orden a las naves espaciales. Shamash tenía a su cargo el espaciopuerto de Sippar. Enki dio instrucciones a Utnapistim para que vigilara la primera señal de lanzamientos espaciales en Sippar.

«¡Cuando Shamash, que da la orden del temblor al anochecer,
haga caer una lluvia de erupciones,
sube a bordo de tu barco y atranca la entrada!».

Shuruppak, la ciudad donde vivía Utnapistim, estaba sólo a unos 180 kilómetros al sur de Sippar. Dado que los lanzamientos debían tener lugar al anochecer, no habría problemas para ver la «lluvia de erupciones» que harían «caer» las naves espaciales.

El momento llegó; las naves provocaron un «temblor al Lanochecer», hubo una lluvia de erupciones y Utnapistim «atrancó todo el barco» y «entregó la estructura junto con su contenido» 
a «Puzur-Amurri, el Barquero», un piloto nefilim.

7. El fin de las tormentas

Llegó la tormenta «con las primeras luces del alba». Hubo estremecedores truenos. Una nube negra se levantó desde el horizonte. La tormenta arrancó los postes de las construcciones y los muelles; después, los diques cedieron. A continuación, llegó la oscuridad, «convirtiendo en negrura todo lo que había sido luminoso»; y «la ancha tierra se hizo añicos como una olla».

Durante seis días y seis noches sopló la «tormenta del sur».
Ganando velocidad mientras soplaba,
sumergiendo las montañas, 
sorprendiendo a la gente como en una batalla…
Cuando llegó el séptimo día,
la tormenta-sur que llevaba la inundación
amainó en la batalla
que había entablado como un ejército.
El mar calló,
la tempestad se sosegó,
la inundación cesó.
Tantee el tiempo.
Se había instalado la tranquilidad.
Y toda la Humanidad había vuelto al barro.

Enlil se había salido con la suya en sus intentos de recortar la humanidad. Enki había conseguido salvar a un pequeño número. En las turbulentas aguas, había un submarino que llevaba hombres, mujeres, niños y otras criaturas vivas. Finalizada la tormenta, ascienden a la superficie, se asoman al exterior para ver sólo un mar inmenso. «Abrí una ventanilla; la luz cayó sobre mi rostro». Miró alrededor; «El paisaje era tan liso como un tejado plano». Y, agachándose, se sentó y sollozó, «las lágrimas corrían por mi cara». Buscó una costa en la inmensidad del mar, pero no vio nada.

8. El reencuentro de Noé con Enki

Emergió una región montañosa;
sobre el Monte Nisir (“ Salvación”) se detuvo el barco;
el Monte Nisir sujetó al barco con firmeza,
sin dejar que se moviera.

Durante seis días, Utnapistim estuvo vigilando desde el arca inmóvil, cautiva en los picos del Monte de la Salvación (el bíblico Ararat). Después, soltó una paloma para que buscara un lugar de descanso, pero volvió. Una golondrina también salió, y volvió. Después, soltó a un cuervo —y huyó, encontrando un lugar de descanso. Entonces, Utnapistim soltó a todas las aves y animales que estaban con él, y salió él también.

Construyó un altar «y ofrendó un sacrificio» cuando Utnapistim ofreció el sacrificio, «los dioses aspiraron el perfume, los dioses aspiraron el dulce perfume. Los dioses acudieron como moscas hasta el que había hecho el sacrificio»

Atra-Hasis/Utnapistim llevó consigo un «Barquero» llamado Puzur-Amurri («occidental que conoce los secretos») «le cedió la estructura, junto con su contenido» en cuanto se desató la tormenta. ¿Para qué necesitaba a un experimentado navegante, a menos que fuera para llevar el arca hasta un destino concreto? Los nefilim utilizaban los picos de Ararat como puntos de referencia desde el principio. Siendo las cumbres más altas en esa parte del globo, esperarían que fuera lo primero en reaparecer sobre el manto de agua. Y, dado que Enki, podía suponer esto dio instrucciones a su sirviente para llevar el arca hacia el Ararat, planeando el encuentro desde un principio.

Pero, cuando Enlil llegó finalmente al lugar de la escena, no pensaba demasiado en la comida. Estaba echando chispas de ver que alguien había sobrevivido. «¿Acaso alguna alma viviente ha escapado? ¡Ningún hombre tenía que sobrevivir a la destrucción!». Ninurta, su hijo y heredero, apuntó inmediatamente su dedo acusador hacia Ea Enki. «¿Quién, sino Ea, puede diseñar un plan así?. Sólo Ea sabe de qué va todo». Lejos de negar la acusación, Enki lanzó uno de los discursos de la defensa más elocuentes del mundo. No fui yo el que descubrió el secreto de los dioses»; simplemente dejé que un Hombre, uno, Atra-Hasis (en acadio), «extremadamente sabio», percibiera por su propio saber el secreto de los dioses. Y si, como parece, este terrestre es tan sabio, Enki le sugirió a Enlil, no vayamos a ignorar sus capacidades. «Así pues, ¡déjate aconsejar en cuanto a él!». Dejándose influir por el argumento de Enki,

Acto seguido, Enlil subió a bordo del barco.
Me cogió de la mano y me llevó a bordo.
Llevó a mi mujer a bordo,
la hizo arrodillarse a mi lado.
Y él, de pie entre nosotros,
tocó nuestras frentes para bendecirnos:
«Hasta ahora, Utnapistim no has sido más que humano;
en lo sucesivo, Utnapistim y su esposa
serán para nosotros como dioses.
¡Utnapistim residirá en la Lejanía,
en la Boca de las Aguas!».

9. Noé se separa de sus acompañantes 

Después de ser llevado a vivir en las instalaciones del Sinaí, Anu y Enlil le dieron vida, como a un nefilim, lo elevaron a la vida longeva de los nefilim.

Pero ¿qué sucedió con los demás habitantes del submarino tras el diluvio? La versión del Diluvio de Beroso, según Abideno, dice: «Cronos le reveló a Sisithros que iba a haber un Diluvio …

...cuando Sisithros (que es atra-hasis al revés) iba a ser llevado por los dioses a su nueva morada en el Sinaí, explicó al resto de la gente del arca que se encontraban en ese momento «en Armenia» y que tenían que volver (a pie) a Babilonia.

En esta versión, no sólo nos encontramos con la relación con Sippar, el espaciopuerto, sino también con la confirmación de que Sisithros recibió instrucciones para «navegar inmediatamente hasta Armenia» —al país del Ararat. Otro factor que pudo pesar en la rápida decisión de hacer las paces con la Humanidad pudo ser la progresiva retirada de las aguas del Diluvio y la aparición de tierra seca y de vegetación sobre ella. Ya hemos visto que los nefilim supieron con antelación que se aproximaba una calamidad; pero aquello era tan singular en su experiencia que temieron que la Tierra quedara inhabitable para siempre. Cuando aterrizaron en el Ararat, vieron que este no era el caso. La Tierra seguía siendo habitable y, para vivir en ella, necesitarían al hombre.

Y Utnapistim le desveló a Gilgamesh el secreto de su supervivencia, el elixir de la larga vida «una materia oculta, un secreto de los dioses».

Las versiones mesopotámicas de la historia del Diluvio también terminan con unos versículos que tratan de la procreación de la Humanidad. Los textos, en parte mutilados, hablan del establecimiento de «categorías» humanas:

… Que haya una tercera categoría entre los Humanos:
que haya entre los Humanos
mujeres que den a luz y mujeres que no den a luz.

Parece ser que se establecieron nuevas directrices para la relación sexual:

Normas para la raza humana:
Que el varón… a la joven doncella…
Que la joven doncella…
El hombre joven a la joven doncella…
Cuando el lecho esté puesto,
que la esposa y su marido yazgan juntos.

Todo esto, nos relata «La Epopeya de Gilgamesh», era el «secreto de los dioses» que Utnapistim le contó a Gilgamesh.

Enlil fue estratégicamente superado. La Humanidad se salvó y se le permitió procrear.

10. El diluvio

Fue tan terrible experiencia la que sufrió la Humanidad, que hizo que a Utnapistim se le llamará Respiro (Noah), porque supuso un respiro para la humanidad y una esperanza de que no se repitiera. Fue un acontecimiento de una magnitud sin precedentes que sacudió la Tierra, una catástrofe que ni el Hombre ni los nefilim habían experimentado nunca.

Aunque los seres humanos no podían leer las señales meteorológicas, los nefilim sí que podían. Para ellos, el Diluvio aunque era inevitable, detectaron su llegada, era un suceso previsible. El Diluvio fue una calamidad natural en la cual los nefilim no representaron un papel consciente, sino pasivo. Ellos no provocaron directamente el Diluvio aunque influyeron inconscientemente en él por provocar cambios climáticos drásticos durante milenios; ellos, simplemente, se confabularon para que los terrestres no se enteraran de su llegada.

El secreto que los nefilim juraron no revelar era una conspiración contra la Humanidad, consistente en reservarse la información que tenían respecto a la próxima avalancha de agua, de modo que, mientras los nefilim se salvaban, la Humanidad pereciera. Conscientes de la inminente calamidad y de su impacto global, los nefilim tomaron las medidas oportunas para ponerse a salvo. Estando la Tierra a punto de ser engullida por las aguas, no tenían más que una dirección de salida: hacia el cielo. Cuando la tormenta que precedió al Diluvio comenzó a rugir, los nefilim se subieron a su lanzadera y permanecieron en órbita terrestre hasta que las aguas comenzaron a descender.

El día del Diluvio, como mostraremos ahora, fue el día en que los dioses huyeron de la Tierra.

Cuando Shamash,
que da la orden del temblor al anochecer,
haga caer una lluvia de erupciones,
¡sube a bordo del barco
y atranca la entrada!

Shamash tenía a su cargo el espaciopuerto de Sippar. Enki dio instrucciones a Utnapistim para que vigilara la primera señal de lanzamientos espaciales en Sippar. Shuruppak, que es donde vivía Utnapistim, estaba sólo a unos 180 kilómetros al sur de Sippar. Dado que los lanzamientos debían tener lugar al anochecer, no habría problemas para ver la «lluvia de erupciones» que harían «caer» las naves espaciales.

viernes, 6 de junio de 2014

El submarino de Noé (5)

5. El submarino de Noé


  • El dialogo de Enki y Noé
Enki dijo a Noé: Un Diluvio está a punto de llegar; (la humanidad) tiene que salvarse construyendo un barco especial; ha de llevar con él y salvar «la simiente de todas las cosas vivas».

Noé responde «Yo nunca he construido un barco… hazme un plano en el suelo para que pueda verlo», y entonces Enki le dio las instrucciones precisas sobre las medidas que debía tener y sobre su construcción. Pero el «arca» no es un barco muy grande, con cubiertas y superestructuras.

La decisión de advertir y salvar la semilla del Hombre es el desafiante acto de un dios (Ea/Enki), que actúa en secreto y en contra de la decisión conjunta de los otros Grandes Dioses.
  • El arca era un barco muy especial
El término bíblico teba proviene de la raíz «hundido», por lo que Enki le dio instrucciones a Noé para que construyera un barco hundido, un submarino.
El texto acadio dice que Enki hablaba de un barco «techado por encima y por debajo», herméticamente sellado con «brea dura». No tenían que haber cubiertas ni aberturas, «de modo que el sol no viera el interior».
Tenía que ser un barco «como un barco del Apsu», un Sulili; y este es el término que se utiliza en la actualidad, en hebreo, Soleleth, para identificar un submarino.
«Que el barco», dijo Enki, «sea un MA.GUR.GUR» —«un barco que pueda darse la vuelta y caer».

Sólo un barco así podía haber sobrevivido a una avalancha de aguas tan arrolladora.




  • La estratagema de Noé
 Noé no sabía como explicar a sus conciudadanos la construcción de tan extraño artefacto y el abandono de su ciudad para irse a África.
Utnapistim le hizo a Ea/Enki la pregunta obvia: ¿Cómo iba él, Utnapistim, soberano de la ciudad, a explicar al resto de ciudadanos de Shuruppak la construcción de una embarcación tan extraña y el abandono de todas sus posesiones?
Ea/Enki le aconsejó, que, como seguidor de Ea, Utnapistim no podía seguir viviendo en Mesopotamia, y que estaba construyendo un barco con el que pretendía bajar hasta África, con su dios.

He sabido que Enlil me es hostil,
de manera que ya no puedo residir en vuestra ciudad,
ni poner mis pies en territorio de Enlil.
Por tanto, al Apsu bajaré,
para morar con mi Señor Ea.

Los habitantes de Shuruppak pudieron así relacionar sus problemas con su rey. Su rey era la causa de tantos desastres porque estaba enemistado con Enlil, el soberano de nuestro planeta y éste les castigaba por ello.
Su rey, Noé, admitía esta realidad y que abandonaría su trono y su región para irse lejos, a África. Ahora Enlil no tendría razones para seguir castigándoles y sería el fin de tanta calamidad.

La estratagema de Noé, realmente de Ea/Enki,  le permitía explicar la extraña construcción y su huida y además provocaría en sus vecinos un apoyo que le permitió ganar tiempo en la construcción.


El juramento de guardar secreto sobre el diluvio (4)

4. El juramento de guardar secreto sobre el diluvio

La catástrofe que se avecinaba debía mantenerse en secreto, que los humanos no lo supieran.


  • Enlil pidió a los miembros de la Asamblea de los grandes anunnaki que se comprometieran a guardar el secreto y, en especial que Enki jurara mantener el secreto sobre la Inundación Exterminadora. Los grandes anunnaki lo juraron empezando por Anu, Enlil y sus hijos.

«¡Vamos, todos, y prestemos juramento
sobre la Inundación Exterminadora!».

Anu juró primero;
Enlil juró; sus hijos juraron con él.


  • Al principio, Enki se negó a prestar juramento. «¿Por qué me quieres comprometer con un juramento?», preguntó. «¿Acaso voy a levantar mis manos contra mis propios humanos?». Pero,
al final, fue obligado a pronunciar el juramento. Uno de los textos dice, específicamente, «Anu, Enlil, Enki y Ninhursag, los dioses del Cielo y la Tierra, han prestado juramento».


  • Enki juró que no revelaría a los humanos el secreto del Diluvio que se avecinaba; pero pensó como informar a los humanos sin hablar de la inundación con ninguno ¿acaso no podía contárselo a una pared?


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Enki decide informar subreticiamente a Noé sobre el advenimiento de la Inundación:

Enki buscó a Atra-Hasis, para informarle de forma clandestina, Hizo que Atra-Hasis fuera a su templo, y se pusiera detrás de un biombo. Después, Enki fingió que hablaba con el biombo de junco, no con su devoto terrestre y le  informó de esta forma.

«Presta atención a mis instrucciones.
En todos los lugares habitados, sobre las ciudades,
una tormenta asolará.
Ésa será la destrucción de la simiente de la Humanidad…
Éste es el último fallo,
la palabra de la Asamblea de los dioses,
la palabra dicha por Anu, Enlil y Ninhursag».

La intercesión de Enki (3)

3.

  • Atra-Hasis intercedía incesantemente ante Enki para detener aquella terrible situación.

En el templo de Enki «todos los días lloraba, trayendo oblaciones por la mañana… invocaba el nombre de su dios», buscando la ayuda de Enki para detener la hambruna.

Sin embargo, Enki no se atrevía a ayudar a los humanos por la decisión de su hermano y superior y de los otros nefilim, Enki no respondía a Atra-Hasis. Es bastante posible que, incluso, se ocultara de él, que dejara el templo y saliera a navegar.

«Cuando el pueblo estaba viviendo al filo de la muerte,
Atra-Hasis puso su lecho de cara al río. Pero no hubo respuesta»



  • Finalmente Enki se conmovió del sufriento de los humanos y decidió ayudarlos:

La visión de una Humanidad hambrienta y desintegrada, de padres que se comían a sus propios hijos, trajo finalmente lo inevitable: la intercesión de Enki.

En el séptimo «paso», cuando los hombres y las mujeres que quedaban eran «como fantasmas de los muertos», recibieron un mensaje de Enki. «Haced un gran ruido en la tierra», dijo. Enviad heraldos que ordenen a toda la gente:
«No veneréis a vuestros dioses, no recéis a vuestras diosas». ¡Que haya
desobediencia total!

Enki convocó una asamblea secreta de «ancianos» en su templo.
«Ellos entraron… tomaron consejo en la Casa de Enki».
En primer lugar, Enki se exoneró contándoles lo mucho que se había opuesto a los actos de los demás dioses. Después, esbozó un plan que, tenía que ver con su mando sobre los mares y el mundo inferior de las minas de oro.
«Por la noche… después de que él…» alguien tenía que estar «a la orilla del río» a determinada hora, quizás para esperar el regreso de Enki desde el Mundo Inferior. De allí, Enki «trajo a los guerreros del agua» —quizás también algunos de los terrestres que eran Trabajadores Primitivos en las minas de oro. En el momento acordado, se cursaron las órdenes: «¡Vamos!… la orden…».

El nuevo enfrentamiento entre los hermanos Enki y Enlil fue inevitable.
....................................................................................................................


  • Enlil acusa a Enki de haber ayudado a los humanos desobedeciendo sus órdenes:


Enlil. «Estaba lleno de ira». Convocó la Asamblea de nefilim y envió a su alguacil para que trajera a Enki. Después, se levantó y acusó a su hermano de romper los planes de vigilancia y contención:

Todos nosotros, Grandes Anunnaki,
llegamos juntos a una decisión…
Ordené que, en el Pájaro del Cielo,
Adad, vigilaría las regiones superiores;
que Sin y Nergal vigilarían
las regiones medias de la Tierra;
que el cerrojo, la barrera del mar,
tú [Enki] vigilarías con tus cohetes.
¡Pero tú has dejado pasar provisiones para la gente!

Enki negó que aquello hubiera ocurrido con su consentimiento:


El cerrojo, la barrera del mar,
guardé con mis cohetes.
[Pero] cuando… escapó de mí…
una miríada de pescado… desapareció;
ellos rompieron el cerrojo…
ellos mataron a los guardianes del mar.

Enki afirmó que había capturado a los culpables y que los había castigado, pero Enlil no se dio por satisfecho. Pidió que Enki «dejara de alimentar a su gente», que ya no suministrara «raciones de cereales con las que la gente rebosa de salud». La reacción de Enki fue asombrosa:

El dios se hartó de la sesión;
en la Asamblea de los Dioses,
la risa le venció.

Enlil estaba furioso. Hubo acalorados intercambios con Enki y gritos «¡no deja de calumniar!». Cuando la Asamblea recuperó por fin el orden, Enlil recuperó la palabra de nuevo. Les recordó a sus colegas y subordinados que había sido una decisión unánime. Hizo un repaso de los acontecimientos
que habían llevado a la creación del Trabajador Primitivo, y recordó las muchas veces que Enki había «roto la norma».


  • Enlil anuncia el diluvio:


Entonces Enlil anunció su última carta, sus informadores habían previsto el final súbito y catastrófico de la glaciación: «aún había una posibilidad para condenar a la Humanidad, Una inundación exterminadora está al caer».

jueves, 5 de junio de 2014

El castigo de Enlil (2)


2. EL  HOLOCAUSTO HUMANO DE ENLIL




  • Los nombres de Noé:
- Noé, este nombre bíblico significa significa "Respiro" o "Descanso", porque fue un respiro para la humanidad al salvarla del diluvio.

- Ziusudra, en sumerio significa "El que se asió a la vida por muchos días".

- Utnapistim, o Utnapishtim en babilónico significa "El reposo/descanso que funda/salva la vida de los hombres".

- Atra-Hasis o AtraJasis (Atra, atar, o atram), en acadio significa "El que era extremadamente sabio".



  • Quién era Noé:
- Era rey o soberano de la ciudad mesopotámica de Shuruppak. Hacia el 43.000 a.C. (o 47.000) comienza su reinado, sucediendo a su padre.

- Era especialmente cercano al gran anunnaki Ea/Enki (descendiente directo a través de su padre).
«Yo soy Atra-Hasis; vivía en el templo de Ea, mi señor».

- Era hijo del patriarca bíblico Lámek

- En su reinado tiene lugar el Periodo de los seis pasos, es decir, el paleolítico superior. Enlil da ordenes mucho más estrictas para acabar o reducir drásticamente a la humanidad en este caso por hambre. Este periodo cubre desde el 36.000 a.C hasta el 11.000 a.C.

- Tras el diluvio residió con los nefilim en Sinaí hasta el 2024 a.C. y después abandonó con los demás ese lugar. En este momento se supone que vive en el planeta Nibiru, trabajando como asesor de los grandes anunnaki.


  • Las súplicas de Noé a Enki para salvar a la humanidad:
Con «su mente atenta a su Señor Enki», Atra-Hasis apeló a él para que desmontara el plan de su hermano Enlil de acabar con los humanos:

«Ea, Oh Señor, la Humanidad gime;
la furia de los dioses consume la tierra.
¡Y, sin embargo, tú eres el que nos ha creado!
¡Que cesen los dolores, los mareos,
los resfriados, la fiebre!».

Enki dijo algo de «… que aparezca en la tierra». Fuera lo que fuera, (la tablilla está 
borrosa) funcionó.

  • El segundo plan de holocausto de Enlil: el hambre.
Enlil se quejó amargamente a los nefilim de que «la población no ha disminuido; ¡son más numerosos que antes!».
Entonces, se puso a esbozar el exterminio de la Humanidad a través del hambre. «¡Que se le corten los suministros a la gente; que sus vientres carezcan de frutas y vegetales!». La hambruna tenía que acaecer a través de las fuerzas de la naturaleza, por escasez de lluvia y falta de irrigación.

Que las lluvias del dios de la lluvia se retengan arriba;
abajo, que las aguas no salgan de sus fuentes.
Que el viento sople y reseque el suelo;
que las nubes se espesen, pero que retengan su aguacero.

Incluso las fuentes de alimentación marinas tenían que desaparecer. A Enki se le ordenó que «pasara el cerrojo y atrancara el mar», y que «guardara» sus alimentos lejos de la gente. La sequía no tardó en difundir la devastación.

Desde arriba, el calor no era…
Abajo, las aguas no surgían de sus fuentes.
La matriz de la Tierra no daba frutos;
la vegetación no crecía…
Los negros campos se hicieron blancos;
la amplia llanura se asfixió con sal.

La hambruna resultante causó estragos entre la gente, y la situación fue empeorando con el paso del tiempo. Los textos mesopotámicos hablan de una devastación creciente a lo largo de seis sha-at-tam’s —un término que literalmente significa «pasos»—, y, como la versión asiria aclara, es «un año de Anu» (un paso de su planeta girando alrededor del sol):


  • Los seis fatídicos pasos: (36.000-12.000 a.C)

Durante un sha-at-tam ellos comieron la hierba de la tierra.

Durante el segundo paso sufrieron la venganza.

El tercer paso llegó;
sus rasgos se vieron alterados por el hambre,
sus rostros estaban incrustados…
estaban viviendo al borde de la muerte.

Cuando el cuarto paso llegó,
sus rostros parecían verdes;
caminaban encorvados por las calles;
su ancho [¿hombros?] se hizo estrecho.

Para el quinto «paso», la vida humana comenzó a deteriorarse. Las madres cerraban las puertas a sus propias hijas hambrientas. Las hijas espiaban a sus madres para ver si ocultaban comida. Para el sexto «paso», había un canibalismo desenfrenado.

Cuando el sexto paso llegó
se preparaban a la hija para la comida;
al hijo se preparaban como alimento…
Una casa devoraba a la otra.

El diluvio

 Índice de lectura

Este blog sobre el diluvio está basado en las investigaciones de Sitchin fundamentalmente. Presenta el diluvio en su momento histórico, analiza las causas, y presenta sus detalles en relación con sus protagonistas humanos y nefilim. Los nefilim son los visitantes procedentes del duodécimo planeta del sistema solar. Tienen estatura de NBA.  Este trabajo va sobre ellos, no sobre sus pequeños ayudantes.

El relato de Utnapistim (1)
El castigo de Enlil (2)
La intercesión de Enki (3)
Atra-Hasis (4)
El submarino de Noé (5)
La orden de embarque de Shamash (6)
El fin de las tormentas (7)
El reencuentro de Noé con Enki (8)
Noé se separa de sus acompañantes (9)
El diluvio (10)
El diluvio desde las naves (11)
El llanto de los nefilim (12)
Las naves nefilim (13)
Las poco naturales glaciaciones (14)
El deshielo antártico (15)
Las causas del diluvio (16)
El diluvio a las puertas (17)
Calendario del año del diluvio(18)
El diluvio en el antiguo testamento (19)
La fecha del diluvio (20)
El diluvio mejicano (21)
El diluvio andino (22)
Cronología histórica (23)
Addenda (24)


1. El relato de Utnapistim

El héroe del Diluvio mesopotámico era Ziusudra, en sumerio (Utnapistim en acadio), el bíblico Noe que, después del Diluvio, fue llevado a la Morada Celeste de los Dioses (la península de Sinaí) a vivir allí felizmente durante muchos siglos. En su búsqueda de la longevidad de los annunakis, tras muchas dificultades Gilgamesh encontró a Utnapistim, en el Sinaí y le pidió consejo. Utnapistim le relató además la historia del diluvio.

Desde el 100.000 a. C. o quizá antes, los hijos de los nefilim empezaron a relacionarse sexualmente con los terrestres. Fue esto, hacia el 75.000 a.C, en el principio del reinado de Ubar-Tutu (Lámek que significa "el que se humillo", el padre de Noé) en la ciudad de Shuruppak lo que hartó a Enlil, el dirigente de la Tierra por delegación de su padre Anu, el emperador del duodécimo planeta. El ADN de los dioses, su evolucionado código genético estaba empezando a deteriorarse por reproducirse con humanos (en los nacidos de estas relaciones). Al unirse con hombres y mujeres de pureza genética decreciente, los nefilim estaban cayendo también en el deterioro genético. Los nefilim o annunakis tuvieron una asamblea con Enlil sobre este problema y votaron sobre la destrucción de la Humanidad.

Y sucedió, cuando los terrestres comenzaron a crecer en número
sobre la faz de la Tierra,
y les nacieron hijas,
que los hijos de los dioses
vieron que las hijas de los terrestres
eran compatibles;
y tomaron para sí
por esposas a las que eligieron





Entonces, Enlil ordenó un castigo. Pidió que se diezmara a la Humanidad con la peste y otras enfermedades. Las versiones acadia y asiria de la epopeya hablan de los dolores, mareos, resfriados, fiebre, así como de las enfermedades, plagas y peste que afligieron a la Humanidad y a su ganado después de la petición de Enlil de un castigo. Las plagas tenían que acaecer a través de las fuerzas de la naturaleza.

Y la Deidad vio que la maldad del Hombre
era grande en la tierra,
y que todo deseo que ideaba su corazón
era sólo mal, todos los días.
Y la Deidad se arrepintió de haber hecho al Hombre
sobre la tierra, y Su corazón se apenó.
Y la Deidad dijo:
«Exterminaré al terrestre que he creado
de la faz de la tierra».

y también en:

Mi espíritu no protegerá al Hombre para siempre;
después de extraviarse, él no es más que carne».

Pero los planes de Enlil no funcionaron.





2. EL  HOLOCAUSTO HUMANO DE ENLIL




    Los nombres de Noé:
Noé, significa significa "Respiro" o "Descanso", porque fue un respiro para la humanidad al salvarla del diluvio.

Ziusudra, en sumerio significa "El que se asió a la vida por muchos días".

Utnapistim, o Utnapishtim en babilónico significa "El reposo/descanso que funda/salva la vida de los hombres".

Atra-Hasis o AtraJasis (Atra, atar, o atram), en acadio significa"El que era extremadamente sabio".



  • Quién era Noé:
- Era rey o soberano de la ciudad mesopotámica de Shuruppak. En el 43.000 a.C. comienza su reinado, sucediendo a su padre.

- Era especialmente cercano al nefilim Ea/Enki (descendiente directo a través de su padre).
«Yo soy Atra-Hasis; vivía en el templo de Ea, mi señor».

- Era hijo del patriarca bíblico Lámek



  • Las súplicas de Noé a Enki para salvar a la humanidad:
Con «su mente atenta a su Señor Enki», Atra-Hasis apeló a él para que desmontara el plan de su hermano Enlil de acabar con los humanos:

«Ea, Oh Señor, la Humanidad gime;
la furia de los dioses consume la tierra.
¡Y, sin embargo, tú eres el que nos ha creado!
¡Que cesen los dolores, los mareos,
los resfriados, la fiebre!».

Enki dijo algo de «… que aparezca en la tierra». Fuera lo que fuera, (la tablilla está 
borrosa) funcionó.

  • El segundo plan de holocausto de Enlil: el hambre.
Enlil se quejó amargamente a los nefilim de que «la población no ha disminuido; ¡son más numerosos que antes!».
Entonces, se puso a esbozar el exterminio de la Humanidad a través del hambre. «¡Que se le corten los suministros a la gente; que sus vientres carezcan de frutas y vegetales!». La hambruna tenía que acaecer a través de las fuerzas de la naturaleza, por escasez de lluvia y falta de irrigación.

Que las lluvias del dios de la lluvia se retengan arriba;
abajo, que las aguas no salgan de sus fuentes.
Que el viento sople y reseque el suelo;
que las nubes se espesen, pero que retengan su aguacero.

Incluso las fuentes de alimentación marinas tenían que desaparecer. A Enki se
le ordenó que «pasara el cerrojo y atrancara el mar», y que «guardara» sus 
alimentos lejos de la gente. La sequía no tardó en difundir la devastación.

Desde arriba, el calor no era…
Abajo, las aguas no surgían de sus fuentes.
La matriz de la Tierra no daba frutos;
la vegetación no crecía…
Los negros campos se hicieron blancos;
la amplia llanura se asfixió con sal.

La hambruna resultante causó estragos entre la gente, y la situación fue empeorando con el paso del tiempo. Los textos mesopotámicos hablan de una devastación creciente a lo largo de seis sha-at-tam’s —un término que literalmente significa «pasos»—, y, como la versión asiria aclara, es «un año de Anu» (un paso de su planeta girando alrededor del sol):

Durante un sha-at-tam ellos comieron la hierba de la tierra.
Durante el segundo paso sufrieron la venganza.
El tercer paso llegó;
sus rasgos se vieron alterados por el hambre,
sus rostros estaban incrustados…
estaban viviendo al borde de la muerte.
Cuando el cuarto paso llegó,
sus rostros parecían verdes;
caminaban encorvados por las calles;
su ancho [¿hombros?] se hizo estrecho.

Para el quinto «paso», la vida humana comenzó a deteriorarse. Las madres cerraban las puertas a sus propias hijas hambrientas. Las hijas espiaban a sus madres para ver si ocultaban comida. Para el sexto «paso», había un canibalismo desenfrenado.

Cuando el sexto paso llegó
se preparaban a la hija para la comida;
al hijo se preparaban como alimento…
Una casa devoraba a la otra.








3. La intercesión de Enki

Los textos hablan de la insistente intercesión de Atra-Hasis ante su dios Enki.

En el templo de Enki «todos los días lloraba, trayendo oblaciones por la mañana… invocaba el nombre de su dios», buscando la ayuda de Enki para detener la hambruna.
Sin embargo, Enki no se atrevía a ayudar a los humanos por la decisión de su hermano y superior y de los otros nefilim, Enki no respondía a Atra-Hasis. Es bastante posible que, incluso, se ocultara de él, que dejara el templo y saliera a navegar.

«Cuando el pueblo estaba viviendo al filo de la muerte,
Atra-Hasis puso su lecho de cara al río. Pero no hubo respuesta»


La visión de una Humanidad hambrienta y desintegrada, de padres que se comían
a sus propios hijos, trajo finalmente lo inevitable: la intercesión de Enki.

En el séptimo «paso», cuando los hombres y las mujeres que quedaban eran «como fantasmas de los muertos», recibieron un mensaje de Enki. «Haced un gran ruido en la tierra», dijo. Enviad heraldos que ordenen a toda la gente:
«No veneréis a vuestros dioses, no recéis a vuestras diosas». ¡Que haya
desobediencia total! Enki convocó una asamblea secreta de «ancianos»
en su templo. «Ellos entraron… tomaron consejo en la Casa de Enki».
En primer lugar, Enki se exoneró contándoles lo mucho que se había opuesto a los actos de los demás dioses. Después, esbozó un plan que, tenía que ver con su mando sobre los mares y el mundo inferior de las minas de oro.
«Por la noche… después de que él…» alguien tenía que estar «a la orilla del río» a determinada hora, quizás para esperar el regreso de Enki desde el Mundo Inferior. De allí, Enki «trajo a los guerreros del agua» —quizás también algunos de los terrestres que eran Trabajadores Primitivos en las
minas de oro. En el momento acordado, se cursaron las órdenes: «¡Vamos!… la orden…».

El nuevo enfrentamiento entre los hermanos Enki y Enlil fue inevitable.
....................................................................................................................

Enlil. «Estaba lleno de ira». Convocó la Asamblea de nefilim y envió a su alguacil para que trajera a Enki. Después, se levantó y acusó a su hermano de romper los planes de vigilancia y contención:

Todos nosotros, Grandes Anunnaki,
llegamos juntos a una decisión…
Ordené que, en el Pájaro del Cielo,
Adad, vigilaría las regiones superiores;
que Sin y Nergal vigilarían
las regiones medias de la Tierra;
que el cerrojo, la barrera del mar,
[Enki] vigilarías con tus cohetes.
¡Pero tú has dejado pasar provisiones para la gente!

Enki negó que aquello hubiera ocurrido con su consentimiento:


El cerrojo, la barrera del mar,
guardé con mis cohetes.
[Pero] cuando… escapó de mí…
una miríada de pescado… desapareció;
ellos rompieron el cerrojo…
ellos mataron a los guardianes del mar.

Enki afirmó que había capturado a los culpables y que los había castigado, pero Enlil no se dio por satisfecho. Pidió que Enki «dejara de alimentar a su gente», que ya no suministrara «raciones de cereales con las que la gente rebosa de salud». La reacción de Enki fue asombrosa:

El dios se hartó de la sesión;
en la Asamblea de los Dioses,
la risa le venció.

Enlil estaba furioso. Hubo acalorados intercambios con Enki y gritos «¡no deja de calumniar!». Cuando la Asamblea recuperó por fin el orden, Enlil recuperó la palabra de nuevo. Les recordó a sus colegas y subordinados que había sido una decisión unánime. Hizo un repaso de los acontecimientos
que habían llevado a la creación del Trabajador Primitivo, y recordó las muchas veces que Enki había «roto la norma».

Entonces Enlil anunció su última carta, sus informadores habían previsto el final súbito y catastrófico de la glaciación: «aún había una posibilidad para condenar a la Humanidad, Una inundación exterminadora está al caer».




4. Atra-Hasis

La catástrofe que se avecinaba debía mantenerse en secreto, a resguardo del pueblo. Pidió a los miembros de la Asamblea que se comprometieran a guardar el secreto y, lo que es más importante, que «el príncipe Enki se comprometa con un juramento». Enlil abrió la boca para hablar y se dirigió a la Asamblea de todos los dioses:

«¡Vamos, todos, y prestemos juramento
sobre la Inundación Exterminadora!».

Anu juró primero;
Enlil juró; sus hijos juraron con él.

Al principio, Enki se negó a prestar juramento. «¿Por qué me quieres comprometer con un juramento?», preguntó. «¿Acaso voy a levantar mis manos contra mis propios humanos?». Pero,
al final, fue obligado a pronunciar el juramento. Uno de los textos dice, específicamente, «Anu, Enlil, Enki y Ninhursag, los dioses del Cielo y la Tierra, han prestado juramento».

Enki juró que no revelaría a los humanos el secreto del Diluvio que se avecinaba; pero pensó ¿acaso no podía contárselo a una pared?

Enki buscó a Atra-Hasis (Utnapistim, Noé), el soberano de Shuruppak, para informarle de la inminente calamidad de forma clandestina, Hizo que Atra-Hasis fuera a su templo, e hizo que se pusiera detrás de un biombo.

Después, Enki fingió que hablaba con el biombo de junco, no con su devoto terrestre.

«Presta atención a mis instrucciones.
En todos los lugares habitados, sobre las ciudades,
una tormenta asolará.
Ésa será la destrucción de la simiente de la Humanidad…
Éste es el último fallo,
la palabra de la Asamblea de los dioses,
la palabra dicha por Anu, Enlil y Ninhursag».

5. El submarino de Noé

Enki continuó hablando a Noé: Un Diluvio está a punto de llegar; (la humanidad) tiene que salvarse construyendo un barco especial; ha de llevar con él y salvar «la simiente de todas las cosas vivas».

Noé responde «Yo nunca he construido un barco… hazme un plano en el suelo para que pueda verlo», y entonces Enki le dio las instrucciones precisas sobre las medidas que debía tener y sobre su construcción. Pero el «arca» no es un barco muy grande, con cubiertas y superestructuras. El término bíblico teba proviene de la raíz «hundido», por lo que Enki le dio instrucciones a Noé para que construyera un barco hundido, un submarino. El texto acadio dice que Enki hablaba de un barco «techado por encima y por debajo», herméticamente sellado con «brea dura». No tenían que haber cubiertas ni aberturas, «de modo que el sol no viera el interior». Tenía que ser un barco «como un barco del Apsu», un Sulili; y este es el término que se utiliza en la actualidad, en hebreo, Soleleth, para identificar un submarino. «Que el barco», dijo Enki, «sea un MA.GUR.GUR» —«un barco que pueda darse la vuelta y caer». Sólo un barco así podía haber sobrevivido a una avalancha de aguas tan arrolladora.

La decisión de advertir y salvar la semilla del Hombre es el desafiante acto de un dios (Ea Enki), que actúa en secreto y en contra de la decisión conjunta de los otros Grandes Dioses. Utnapistim le hizo a Ea Enki la pregunta obvia: ¿Cómo iba él, Utnapistim, soberano de la ciudad, a explicar al resto de ciudadanos de Shuruppak la construcción de una embarcación tan extraña y el abandono de todas sus posesiones? Ea (Enki) le aconsejó, que, como seguidor de Ea, Utnapistim no podía seguir viviendo en Mesopotamia, y que estaba construyendo un barco con el que pretendía bajar hasta África, con su dios.

He sabido que Enlil me es hostil,
de manera que ya no puedo residir en vuestra ciudad,
ni poner mis pies en territorio de Enlil.
Por tanto, al Apsu bajaré,
para morar con mi Señor Ea.

6. La orden de embarque de Shamash 

Tras varios milenios de hambrunas, enfermedades, sequías provocadas por la manipulación de la naturaleza por los nefilim, siguiendo las órdenes de Enlil cuando Utnapistim fue a asegurar a los residentes de la ciudad que, si Enlil le veía partir, «la tierra se volverá a llenar de ricas cosechas».

Fue la excusa perfecta para los otros habitantes de la ciudad. Así engañada, la gente de la ciudad no hizo preguntas, sino que hasta llegó a echar una mano en la construcción del arca y gastar pródigamente sus escasos bienes.« Matando y sirviéndoles bueyes y ovejas todos los días», y prodigándose en «mosto, vino tinto, aceite y vino blanco», Utnapistim los animó a trabajar más rápido.

Hasta los niños llevaban betunes para impermeabilizar la nave.

«Al séptimo día, el barco estaba terminado. La botadura fue muy dificultosa, de modo que tuvieron que mover los tablones del suelo arriba y abajo, hasta dos tercios de la estructura tenía que entrar 
en el agua» del Eufrates.

Después, Utnapistim subió a bordo a toda su familia y parientes, junto con «todo lo que yo tenía de todas las criaturas vivas», así como «los animales del campo, las bestias salvajes del campo». Utnapistim también subió a escondidas a todos los artesanos que le habían ayudado en la construcción del barco.

Él también tenía que subir a bordo, pero cuando se diera cierta señal: el despegue de las naves de los nefilim huyendo de la Tierra al espacio, una señal cuya naturaleza Enki le había revelado también: 
el «momento indicado» lo marcaría Shamash, el nefilim encargado de dar las orden a las naves espaciales. Shamash tenía a su cargo el espaciopuerto de Sippar. Enki dio instrucciones a Utnapistim para que vigilara la primera señal de lanzamientos espaciales en Sippar.

«¡Cuando Shamash, que da la orden del temblor al anochecer,
haga caer una lluvia de erupciones,
sube a bordo de tu barco y atranca la entrada!».

Shuruppak, la ciudad donde vivía Utnapistim, estaba sólo a unos 180 kilómetros al sur de Sippar. Dado que los lanzamientos debían tener lugar al anochecer, no habría problemas para ver la «lluvia de erupciones» que harían «caer» las naves espaciales.

El momento llegó; las naves provocaron un «temblor al Lanochecer», hubo una lluvia de erupciones y Utnapistim «atrancó todo el barco» y «entregó la estructura junto con su contenido» 
«Puzur-Amurri, el Barquero», un piloto nefilim.

7. El fin de las tormentas

Llegó la tormenta «con las primeras luces del alba». Hubo estremecedores truenos. Una nube negra se levantó desde el horizonte. La tormenta arrancó los postes de las construcciones y los muelles; después, los diques cedieron. A continuación, llegó la oscuridad, «convirtiendo en negrura todo lo que había sido luminoso»; y «la ancha tierra se hizo añicos como una olla».

Durante seis días y seis noches sopló la «tormenta del sur».
Ganando velocidad mientras soplaba,
sumergiendo las montañas, 
sorprendiendo a la gente como en una batalla…
Cuando llegó el séptimo día,
la tormenta-sur que llevaba la inundación
amainó en la batalla
que había entablado como un ejército.
El mar calló,
la tempestad se sosegó,
la inundación cesó.
Tantee el tiempo.
Se había instalado la tranquilidad.
Y toda la Humanidad había vuelto al barro.

Enlil se había salido con la suya en sus intentos de recortar la humanidad. Enki había conseguido salvar a un pequeño número. En las turbulentas aguas, había un submarino que llevaba hombres, mujeres, niños y otras criaturas vivas. Finalizada la tormenta, ascienden a la superficie, se asoman al exterior para ver sólo un mar inmenso. «Abrí una ventanilla; la luz cayó sobre mi rostro». Miró alrededor; «El paisaje era tan liso como un tejado plano». Y, agachándose, se sentó y sollozó, «las lágrimas corrían por mi cara». Buscó una costa en la inmensidad del mar, pero no vio nada.

8. El reencuentro de Noé con Enki

Emergió una región montañosa;
sobre el Monte Nisir (“ Salvación”) se detuvo el barco;
el Monte Nisir sujetó al barco con firmeza,
sin dejar que se moviera.

Durante seis días, Utnapistim estuvo vigilando desde el arca inmóvil, cautiva en los picos del Monte de la Salvación (el bíblico Ararat). Después, soltó una paloma para que buscara un lugar de descanso, pero volvió. Una golondrina también salió, y volvió. Después, soltó a un cuervo —y huyó, encontrando un lugar de descanso. Entonces, Utnapistim soltó a todas las aves y animales que estaban con él, y salió él también.

Construyó un altar «y ofrendó un sacrificio» cuando Utnapistim ofreció el sacrificio, «los dioses aspiraron el perfume, los dioses aspiraron el dulce perfume. Los dioses acudieron como moscas hasta el que había hecho el sacrificio»

Atra-Hasis/Utnapistim llevó consigo un «Barquero» llamado Puzur-Amurri («occidental que conoce los secretos») «le cedió la estructura, junto con su contenido» en cuanto se desató la tormenta. ¿Para qué necesitaba a un experimentado navegante, a menos que fuera para llevar el arca hasta un destino concreto? Los nefilim utilizaban los picos de Ararat como puntos de referencia desde el principio. Siendo las cumbres más altas en esa parte del globo, esperarían que fuera lo primero en reaparecer sobre el manto de agua. Y, dado que Enki, podía suponer esto dio instrucciones a su sirviente para llevar el arca hacia el Ararat, planeando el encuentro desde un principio.

Pero, cuando Enlil llegó finalmente al lugar de la escena, no pensaba demasiado en la comida. Estaba echando chispas de ver que alguien había sobrevivido. «¿Acaso alguna alma viviente ha escapado? ¡Ningún hombre tenía que sobrevivir a la destrucción!». Ninurta, su hijo y heredero, apuntó inmediatamente su dedo acusador hacia Ea Enki. «¿Quién, sino Ea, puede diseñar un plan así?. Sólo Ea sabe de qué va todo». Lejos de negar la acusación, Enki lanzó uno de los discursos de la defensa más elocuentes del mundo. No fui yo el que descubrió el secreto de los dioses»; simplemente dejé que un Hombre, uno, Atra-Hasis (en acadio), «extremadamente sabio», percibiera por su propio saber el secreto de los dioses. Y si, como parece, este terrestre es tan sabio, Enki le sugirió a Enlil, no vayamos a ignorar sus capacidades. «Así pues, ¡déjate aconsejar en cuanto a él!». Dejándose influir por el argumento de Enki,

Acto seguido, Enlil subió a bordo del barco.
Me cogió de la mano y me llevó a bordo.
Llevó a mi mujer a bordo,
la hizo arrodillarse a mi lado.
Y él, de pie entre nosotros,
tocó nuestras frentes para bendecirnos:
«Hasta ahora, Utnapistim no has sido más que humano;
en lo sucesivo, Utnapistim y su esposa
serán para nosotros como dioses.
¡Utnapistim residirá en la Lejanía,
en la Boca de las Aguas!».

9. Noé se separa de sus acompañantes 

Después de ser llevado a vivir en las instalaciones del Sinaí, Anu y Enlil le dieron vida, como a un nefilim, lo elevaron a la vida longeva de los nefilim.

Pero ¿qué sucedió con los demás habitantes del submarino tras el diluvio? La versión del Diluvio de Beroso, según Abideno, dice: «Cronos le reveló a Sisithros que iba a haber un Diluvio

...cuando Sisithros (que es atra-hasis al revés) iba a ser llevado por los dioses a su nueva morada en el Sinaí, explicó al resto de la gente del arca que se encontraban en ese momento «en Armenia» y que tenían que volver (a pie) a Babilonia.

En esta versión, no sólo nos encontramos con la relación con Sippar, el espaciopuerto, sino también con la confirmación de que Sisithros recibió instrucciones para «navegar inmediatamente hasta Armenia» —al país del Ararat. Otro factor que pudo pesar en la rápida decisión de hacer las paces con la Humanidad pudo ser la progresiva retirada de las aguas del Diluvio y la aparición de tierra seca y de vegetación sobre ella. Ya hemos visto que los nefilim supieron con antelación que se aproximaba una calamidad; pero aquello era tan singular en su experiencia que temieron que la Tierra quedara inhabitable para siempre. Cuando aterrizaron en el Ararat, vieron que este no era el caso. La Tierra seguía siendo habitable y, para vivir en ella, necesitarían al hombre.

Y Utnapistim le desveló a Gilgamesh el secreto de su supervivencia, el elixir de la larga vida «una materia oculta, un secreto de los dioses».

Las versiones mesopotámicas de la historia del Diluvio también terminan con unos versículos que tratan de la procreación de la Humanidad. Los textos, en parte mutilados, hablan del establecimiento de «categorías» humanas:

… Que haya una tercera categoría entre los Humanos:
que haya entre los Humanos
mujeres que den a luz y mujeres que no den a luz.

Parece ser que se establecieron nuevas directrices para la relación sexual:

Normas para la raza humana:
Que el varón… a la joven doncella…
Que la joven doncella…
El hombre joven a la joven doncella…
Cuando el lecho esté puesto,
que la esposa y su marido yazgan juntos.

Todo esto, nos relata «La Epopeya de Gilgamesh», era el «secreto de los dioses» que Utnapistim le contó a Gilgamesh.

Enlil fue estratégicamente superado. La Humanidad se salvó y se le permitió procrear.

10. El diluvio

Fue tan terrible experiencia la que sufrió la Humanidad, que hizo que a Utnapistim se le llamará Respiro (Noah), porque supuso un respiro para la humanidad y una esperanza de que no se repitiera. Fue un acontecimiento de una magnitud sin precedentes que sacudió la Tierra, una catástrofe que ni el Hombre ni los nefilim habían experimentado nunca.

Aunque los seres humanos no podían leer las señales meteorológicas, los nefilim sí que podían. Para ellos, el Diluvio aunque era inevitable, detectaron su llegada, era un suceso previsible. El Diluvio fue una calamidad natural en la cual los nefilim no representaron un papel consciente, sino pasivo. Ellos no provocaron directamente el Diluvio aunque influyeron inconscientemente en él por provocar cambios climáticos drásticos durante milenios; ellos, simplemente, se confabularon para que los terrestres no se enteraran de su llegada.

El secreto que los nefilim juraron no revelar era una conspiración contra la Humanidad, consistente en reservarse la información que tenían respecto a la próxima avalancha de agua, de modo que, mientras los nefilim se salvaban, la Humanidad pereciera. Conscientes de la inminente calamidad y de su impacto global, los nefilim tomaron las medidas oportunas para ponerse a salvo. Estando la Tierra a punto de ser engullida por las aguas, no tenían más que una dirección de salida: hacia el cielo. Cuando la tormenta que precedió al Diluvio comenzó a rugir, los nefilim se subieron a su lanzadera y permanecieron en órbita terrestre hasta que las aguas comenzaron a descender.

El día del Diluvio, como mostraremos ahora, fue el día en que los dioses huyeron de la Tierra.

Cuando Shamash,
que da la orden del temblor al anochecer,
haga caer una lluvia de erupciones,
¡sube a bordo del barco
y atranca la entrada!

Shamash tenía a su cargo el espaciopuerto de Sippar. Enki dio instrucciones a Utnapistim para que vigilara la primera señal de lanzamientos espaciales en Sippar. Shuruppak, que es donde vivía Utnapistim, estaba sólo a unos 180 kilómetros al sur de Sippar. Dado que los lanzamientos debían tener lugar al anochecer, no habría problemas para ver la «lluvia de erupciones» que harían «caer» las naves espaciales.

11. El diluvio desde las naves

Aunque los nefilim estaban preparados para el Diluvio, su llegada fue una experiencia aterradora. «El ruido del Diluvio… hizo temblar a los dioses». Pero, cuando llegó el momento de dejar la Tierra, los dioses, «dando la vuelta, ascendieron a los cielos de Anu». La versión asiría de Atra-Hasis dice que los dioses utilizaron el rukub ilani («carro de los dioses») para escapar de la Tierra. «Los Anunnaki elevaron» sus naves espaciales, como antorchas, «iluminando la tierra con su resplandor».

En órbita alrededor de la Tierra, los nefilim vieron una escena de la destrucción que les afectó profundamente. Los textos del Gilgamesh nos cuentan que, cuando la tormenta creció en intensidad, no sólo «uno no podía ver a su compañero», sino que «tampoco se podía reconocer a la gente desde los cielos». Apiñados en su nave espacial, los dioses se, esforzaban por ver lo que estaba sucediendo en el planeta del cual acababan de despegar.

Los dioses se encogieron como perros,
se agacharon contra la pared exterior.
Ishtar gritó como una mujer de parto:
«Los días de antaño se han convertido en barro»…
Los dioses anunnaki lloraban con ella.
Los dioses, abatidos todos, se sentaron y lloraron;
tenían los labios apretados… uno y todos.

12. El llanto de los nefilim

Los nefilim ascendiendo en varias naves pudieron ver la destrucción de la humanidad. Pero la situación dentro de sus propias naves tampoco era muy estimulante. Parece ser que tuvieron que repartirse entre varias naves espaciales; la Tablilla III de la epopeya de Atra-Hasis describe las condiciones a bordo de la nave donde los anunnaki compartían alojamiento con la Diosa Madre Ninhursag.

Los Anunnaki, grandes dioses,
se fueron sentando sedientos, hambrientos…
Ninti lloró y dejó salir sus emociones;
lloraba y aliviaba sus sentimientos.
Los dioses lloraban con ella por la tierra.
Ella estaba abrumada por el dolor,
tenía sed de cerveza.
Donde ella se había sentado, se sentaron los dioses llorando;
amontonándose como ovejas en un abrevadero.
Tenían los labios febriles por la sed,
y sufrían retortijones a causa del hambre.


La misma Ninhursag, estaba conmocionada por tan completa devastación, y se lamentaba por lo que estaba viendo:

La Diosa vio y lloró…
tenía los labios cubiertos de calenturas…
«Mis criaturas se han convertido como en moscas,
llenan los ríos como libélulas, el retumbante mar se ha llevado su paternidad».

13. Las naves nefilim

El hecho de que el mismísimo emperador del 12º planeta, Anu, estuviera presente en las asambleas indica que este planeta estaba dentro del cinturón de asteroides, próximo a la Tierra, y claro, esta proximidad fue una causa (junto a las manipulaciones climáticas de la Tierra de los nefilim, según ordenes de Enlil) del diluvio.

Las órdenes de la autoridad nefilim eran claras: abandonad la Tierra, «ascended al Cielo».

Enlil y Ninurta, con la élite de los anunnaki (los anunnaki son los nefilim establecidos en tierra) de Nippur estaban en una nave espacial, planeando, encontrarse con la nave principal de Anu.
En una nave, Ninhursag y su grupo de anunnaki dudaban de las ordenes de Anu. Obligados a abandonar la Tierra, se habían dado cuenta, de pronto, del apego que habían llegado a sentir por el planeta y por sus habitantes. Ninhursag, la mujer con mayor rango, sufría por la humanidad

«¿Debo ascender al Cielo,
para residir en la Casa de las Ofrendas,
donde Anu, el Señor, me ha ordenado ir?»

En otra nave, Ishtar gritaba: «Los días de antaño se han convertido en barro»; los anunnaki que estaban en su nave «lloraban con ella».
Enki, estaba también en otra nave o, de lo contrario, habría descubierto a los demás que se las había ingeniado para salvar la humanidad. Tenía motivos para sentirse menos pesimista, pues había planeado el encuentro en el Ararat, habiendo dado ordenes al «Barquero» llamado Puzur-Amurri («occidental que conoce los secretos») que guiara el submarino secreto hacia este destino. La versión del Diluvio de Beroso, también contiene la confirmación de que Sisithros recibió instrucciones para «navegar inmediatamente hasta Armenia» al país del Ararat.
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Posteriormente finalizado el diluvio, tras el encuentro de los nefilim con los tripulantes del submarino, los supervivientes humanos, (aunque hubo otros en América) Enlil tomó la rápida decisión de hacer las paces con la Humanidad. Un factor que pudo pesar pudo ser la progresiva retirada de las aguas del Diluvio y la aparición de tierra seca y de vegetación sobre ella. Los nefilim, aunque previeron el diluvio, temieron que la Tierra quedara definitivamente inhabitable, como ocurrió con Marte. Cuando aterrizaron en el Ararat, vieron que la Tierra seguía siendo habitable y, para vivir en ella, necesitarían al hombre.

14. Las poco naturales glaciaciones

Fueron milenios de plagas para el planeta Tierra, unas graves sequías precedieron al diluvio; fue la sentencia de Enlil para los humanos, y además ordenó que ocurrieran mediante fenómenos naturales.

Estos fenómenos sólo podrían ser importantes cambios climáticos, cambios que podemos relacionar con las periódicas glaciaciones y épocas interglaciales que han dominado el pasado inmediato del planeta. La reducción de las precipitaciones, el descenso del nivel del agua en mares y lagos, y la desecación de las fuentes de agua subterránea eran las señales de identidad de una glaciación inminente. De modo que las glaciaciones y los periodos interglaciales fueron manipulaciones de la naturaleza de los nefilim obedeciendo a Enlil.

Dado que el Diluvio, que terminó abruptamente con estos trastornos, vino seguido por la civilización sumeria y el actual período postglacial, la glaciación en cuestión sólo pudo ser la última. Los acontecimientos del Diluvio nos hablan del último período glacial de la Tierra y de su catastrófico final.

El último período glacial comenzó hacia el 73.000 a.C y experimentó un minicalentamiento hacia el 38.000 a.C.. Hacia el 36.000 a.C., sobrevino un período más duro, más frío y seco. Es el periodo de los siete pasos. Y después, hacia el 11.000 a.C, el período glacial terminó abruptamente, dando entrada a nuestro actual clima suave.

Ubar-Tutu (Lamek), reinó desde el 75.000 a.C hasta el 47.000 a.C. y Ziusundra/Utnapistim (Noe), su hijo, desde este año a 11.000 a.C., es decir, hasta el diluvio.

15. El deshielo antártico

El Diluvio fue el resultado de la fusión en las aguas del Antártico de miles de millones de toneladas de hielo, trayendo con ello el fin repentino de la última glaciación. El súbito acontecimiento desencadenó una inmensa marea. Comenzando con las aguas del Antártico, se extendió hacia el norte por los océanos Atlántico, Pacífico e índico. El abrupto cambio de temperatura debió crear unas violentas tormentas acompañadas por torrentes de lluvia. Moviéndose más rápido que las aguas, las tormentas, las nubes y el oscurecimiento de los cielos debieron anunciar la avalancha de agua que se aproximaba.

Con el fulgor de la aurora
una nube negra se elevó en el horizonte;
en su interior, el dios de las tormentas tronaba.
Todo lo que había sido luminoso
se tornó oscuridad.
Durante un día sopló la tormenta del sur,
ganando velocidad mientras soplaba, sumergiendo las montañas…
Seis días y seis noches sopló el viento
mientras la Tormenta del Sur barría la tierra.
Cuando llegó el séptimo día,
el Diluvio de la Tormenta del Sur amainó.

Las referencias a la «tormenta del sur», al «viento del sur», indican con claridad la dirección desde la cual llegó el Diluvio, sus nubes y vientos, los «heraldos de la tormenta», moviéndose «sobre colinas y llanuras» hasta alcanzar Mesopotamia. Ciertamente, una tormenta y una avalancha de agua originadas en el Antártico alcanzarían Mesopotamia a través del Océano índico después de engullir las colinas de Arabia, inundando más tarde la llanura del Tigris y el Eufrates.

16. Las causas del diluvio 

En el diluvio biblico se dice que saltaron «las fuentes del Gran Abismo» antes de que se abrieran «las compuertas del cielo». Primero, los mares más meridionales, los mares helados del Antártico (las aguas del «Gran Abismo) se fundieron en agua líquida (saltaron); y después comenzaron las lluvias a caer del cielo (las compuertas del cielo).

Esta manera de entender el Diluvio se repite, al revés, cuando el Diluvio amaina. En primer lugar, las «Fuentes del Abismo [se] cerraron»; después, la lluvia «fue arrestada de los cielos».

Tras la primera y gigantesca marea, las aguas aún «iban y venían» en inmensas olas. Después, las aguas comenzaron a «retroceder», y «fueron menos» después de 150 días, cuando el arca se posó entre los picos del Ararat. La avalancha de agua, viniendo desde los mares del sur, volvió a los mares del sur.

¿Cómo pudieron predecir los nefilim cuándo se iba a desencadenar el Diluvio en la Antártida? ¿Cuáles fueron las causas del diluvio? La atracción gravitatoria entre Nibiru y nuestro planeta.

Los textos mesopotámicos relacionan el diluvio con los pasos del duodécimo planeta por las proximidades de La Tierra, es decir, con el tránsito periódico del Duodécimo Planeta al llegar a su perihelio. Por efectos gravitatorios incluso la pequeña Luna ejerce una cierta atracción para provocar mareas, cuanto más el 12º planeta gigante con sus satelites.

Los nefilim, al observar los cambios climáticos y la inestabilidad de la capa de hielo antártica, se dieron cuenta de que, con el siguiente tránsito «paso» del Duodécimo Planeta, se desencadenaría la inevitable catástrofe.

En una tablilla de arcilla de Assur se habla del paso del planeta por el lugar de la batalla con Tiamat (la Tierra) ¡un tránsito que provoca el Diluvio!

Tanto los textos mesopotámicos como los bíblicos describían de qué forma se sacudía la Tierra cada vez que el Señor Celestial (el 12º planeta) pasaba por sus inmediaciones. Sin embargo, no parece que haya habido otra gran catástrofe en los 120 sars anteriores. ¿Qué ocurrió de especial para que en el año 10.900 a.C. nuestro planeta estuviera en tan trágicas circunstancias? Parece que Marte sufrió también gravemente. Así que quizá deberíamos buscar pistas en el camino seguido por el astro Nibiru a lo largo del sistema solar. Quizá Nibiru haya dejado algún otro planeta o satélite lastimado.



El sistema solar está formado por un núcleo planetario muy pequeño, de unos 7000 millones de kilómetros, y  una segunda zona exterior a ese núcleo mucho más grande, de unos quince o veinte billones de km (billones españoles, no ingleses que son mil veces más pequeños) que contiene cometas y cuerpos diversos. Dentro del pequeño núcleo planetario hay una serie de planetas y sus satélites bastante próximos entre sí, situados entre la estrella Sol y un límite arbitrario que podemos fijar en Plutón. Urano es un planeta que está en la parte menos interna de ese núcleo planetario, a tan solo unos 3000 millones de kilómetros del Sol

Urano tiene un eje de inclinación de 97´7º, es decir su eje norte-sur de rotación sobre si mismo es casi perpendicular al plano que define su órbita alrededor del Sol.
Urano y Neptuno no están actualmente en las posiciones orbitales de su formación sino que han ido derivando en sentido contrario al Sol en un movimiento lento buscando una estabilidad. Nibiru en sus anteriores entradas en el núcleo del sistema solar se encontraba con estos planetas en unas posiciones que le permitían el paso sin problemas pero su lenta deriva colocó estas bolas de billar en la posición correcta para la colisión. En la cuarta anterior entrada en el núcleo del sistema solar Nibiru no tenía el paso expedito sino que llegó a interactuar gravitacionalmente con estos astros.
Este choque, quizá literalmente, quizá no hubo contacto material, pero en todo caso tuvo que haber una muy fuerte interacción entre algún satélite que acompaña a Nibiru, pues bien, este choque volcó a Urano de costado pasando a girar como ahora lo hace, y provocando la enorme cicatriz que se puede ver en el planeta (Voyager 2, por ejemplo).  El giro retrógrado, en sentido contrario al giro estandar de los astros del sistema solar está relacionado con los choques con Nibiru.
Miranda, satélite de Nibiru entró en el campo gravitatorio de Urano. Se produjeron terribles interacciones muy violentas y finalmente Nibiru consiguió continuar su camino hacia el interior del sistema solar pero Miranda había sido atrapada por Urano. Ahora es un satélite de Urano, el más pequeño y con una piel destrozada por estrías de diez kilómetros de profundidad y muy abundantes fruto de la tremenda colisión.

Aquella interacción supuso además un empujón a Nibiru, que pasó a orbitar más rápido. Su año Shar pasó desde entonces de 3600 años terrestres a 3450:
10.900 a,C --- 7450 a.C --- 4000 --- 550 a.C --- 2900 d.C
Nibiru se encontraba tras la colisión con más velocidad, más fuerza y esto modificó la órbita introduciéndola un poco más en el sistema solar. Se acercó un poco más a Marte. Esta proximidad aumentó la interacción gravitatoria entre Nibiru y La Tierra, y este hecho junto al fenómeno de los hielos de la Antartida provocaron el diluvio. Por otro lado su aumento de la excentricidad de la órbita tuvo que llevar a Nibiru todavia más lejos en su afelio en la parte externa del sistema solar.

17. El diluvio a las puertas

A pesar de todo su poder y tamaño el duodécimo planeta («el héroe»), orbita al Sol, está sometido ("él teme") al Sol, por esto el texto considera que el 12º planeta utiliza el Diluvio como arma.

Su arma es el Diluvio;
Dios cuya Arma trae la muerte a los malvados.
Supremo, Supremo, Ungido…
Quien, como el Sol, cruza las tierras;
el Sol, su dios, él teme.

El texto describe su paso cerca de Júpiter, hacia el lugar de la batalla con Tiamat, la Tierra:

Primer Nombre:…(ilegible)
el que repujó la banda circular;
el que partió en dos a la Ocupadora, echándola.
Señor, que en el tiempo de Akiti
dentro del lugar de la batalla de Tiamat reposa…
Cuya simiente son los hijos de Babilonia;
que no puede ser perturbado por el planeta Júpiter;
que por su fulgor creará.

Al acercarse, al Duodécimo Planeta se le llama «líder poderoso de los jubilosos planetas*». Se encuentra ahora muy cerca de Marte (Lahmu):

«Con el brillo del dios [el duodécimo planeta] Anu
el dios [el planeta Marte] Lahmu se viste».
Entonces, soltó el Diluvio sobre la Tierra:
Éste es el nombre del Señor (* )
que desde el segundo mes hasta el mes de Addar
las aguas ha espoleado.

18. Calendario del año del diluvio

El calendario del año del diluvio ( y del siguiente) se puede establecer de la siguiente manera:

El Duodécimo Planeta pasó por Júpiter y se acercó a la Tierra «en el tiempo de Akiti», cuando comenzaba el año nuevo mesopotámico. Durante el segundo mes estuvo muy cerca de Marte. Después, «desde el segundo mes hasta el mes de Addar» (el duodécimo mes), soltó el diluvio sobre la Tierra.

El relato bíblico dice que «las fuentes del gran abismo saltaron» en el decimoséptimo día del segundo mes. (Hacia el 8 de mayo). El arca descansó en el Ararat en el séptimo mes (octubre-noviembre); otra tierra seca era visible en el décimo mes (enero-febrero); y el Diluvio terminó en el duodécimo mes(marzo-abril).

En «el primer día del primer mes» del siguiente año (22 marzo) cuando Noé abrió la ventanilla del arca. Al pasar a la segunda fase del Diluvio, cuando las aguas comenzaron a descender, el texto llama al planeta Shul.Pa.Kun.E.

Héroe, Señor Vigilante,
que reúnes las aguas;
que manando aguas
purificas al justo y al malvado;
que en la montaña de los picos gemelos
detuviste el…
… pez, río, río; la inundación se detuvo.
En la tierra montañosa, sobre un árbol, el ave descansó.
Día que… dijo.

El Duodécimo Planeta había pasado su «cruce». Se había acercado a la Tierra y se alejaba, acompañado por sus satélites:

Cuando el sabio grite: «¡Inundación!»,
es el dios Nibiru [«Planeta del Cruce»];
es el Héroe, el planeta de cuatro cabezas.
El dios, cuya arma es la Tormenta de la Inundación, volverá;
a su lugar de descanso bajará él mismo.

En el sexto mes del año, el mes de Ululu, el duodécimo planeta, se alejó, y volvió a cruzar el "sendero de Saturno" camino de su "lugar de descanso".

19. El diluvio en el Ant. Testamento

El Salmo 29 describe la «visita» así como el «retorno» de las «grandes aguas» por el Señor:

Al Señor, vosotros hijos de los dioses,
dad la gloria, reconoced el poder…
El sonido del Señor está sobre las aguas;
el Dios de gloria, el Señor,
tronó sobre las grandes aguas…
El sonido del Señor es poderoso,
el sonido del Señor es majestuoso;
el sonido del Señor partió los cedros…
Hace bailar como un novillo al [Monte del] Líbano,
y hace brincar al [Monte] Sirión como un toro joven.
El sonido del Señor enciende llamaradas;
el sonido del Señor sacudió el desierto…
El Señor al Diluvio [dijo]: «¡Vuelve!».
El Señor, como rey, está en el trono para siempre.

El Salmo 77 recuerda la gran civilización prediluviana y su total desaparición posterior hasta incluso de las huellas del Señor de los nefilim:

He calculado los Días de Antaño,
los años de Olam…
Recordaré las gestas del Señor,
recuerdo tus maravillas en la antigüedad…
Tu curso, Oh Señor, está determinado;
ningún dios es tan grande como el Señor…
Las aguas te vieron, Oh Señor, y se estremecieron;
tus raudas chispas salieron.
El sonido de tu trueno retumbaba;
los relámpagos iluminaron el mundo;
la Tierra se agitaba y temblaba.
[Entonces] en las aguas iba tu camino,
tus senderos en las aguas profundas;
y tus huellas desaparecieron, desconocidas.

El Salmo 104 recuerda como los océanos arrasaron los continentes y su posterior retroceso:

Fijaste la Tierra en constancia,
inconmovible para siempre jamás.
Con los océanos, como vestido, la cubriste;
sobre los montes persistía el agua.
Al reprenderlas tú, las aguas huyeron;
con el sonido de tu trueno, se alejaron raudas.
Saltaron las montañas, bajaron a los valles
hasta el lugar que tú les habías asignado.
Les pusiste un límite, para que no lo pasaran;
para que no vuelvan a cubrir la Tierra.
Las palabras del profeta Amós son aún más explícitas:
Ay de los que ansían el Día del Señor;
¿qué creéis que es?
Pues el Día del Señor es oscuridad y no luz…
La mañana se convirtió en la sombra de la muerte,
el día se hizo oscuro como la noche;
las aguas del mar se salieron
y se derramaron sobre la faz de la Tierra.

Éstos, en la biblia, fueron los acontecimientos que tuvieron lugar «en los días de antaño»y el «Día del Señor» fue el día del Diluvio.

20. La fecha del diluvio

Después de aterrizar en la Tierra, los nefilim asociaron los primeros reinados en las primeras ciudades con los signos del Zodiaco, asociando cada signo con el nefilim con el que estaba relacionado. El Diluvio, ocurrió en la «Era de la constelación del León»:

Supremo, Supremo, Ungido;
Señor cuya corona radiante con terror se carga.
Planeta supremo: un asiento él ha erigido
de cara a la limitada órbita del rojo planeta.
A diario, dentro del León él está ardiendo;
su luz, su brillo declara reinos sobre las tierras.

En un versículo de los rituales de Año Nuevo, que dice que fue «la constelación del León la que midió las aguas del abismo». Esto sitúa el Diluvio dentro de un estrecho periodo. El Diluvio acaeció al inicio de la Era de Leo o, lo que es lo mismo, en algún momento entre el 10860 a. C. y el 8700 a. C.

La cronología mexica-náhuatl, nos indica que sus eras (llamados soles) empezaron en 15608 a. C. fechando el diluvio al final del Primer Sol, hacia el 11 600 a. C. Probablemente tenga algo menos exactitud que las fechas mesopotámicas, pero nos vienen a sugerir por tanto una fecha hacia el 11.000 a.C.; Otros datos mueven esa fecha unas decadas más tarde: 10.900 a.C.

23. Cronología histórica

Años a.C.
ACONTECIMIENTO HISTÓRICO

442000
Los nefilim, liderados por Enki, llegan a la Tierra, al sur de Mesopotamia desde el Duodécimo Planeta .

100000
Tras un periodo glacial el clima se caldea de nuevo. Los nefilim se reproducen con humanos pese a la oposición de sus superiores.

75000
Ubar-Tutu llamado también Lámek, un humano de ascendencia annunaki, asume la corona en la ciudad de Shuruppak bajo el patrocinio de la lider nefilim Ninhursag. Era hijo de Methuselah y su nombre Lámek, significa «el que se humilló»

73000
Comienza la «maldición de la Tierra» (una nueva glaciación, hambruna, enfermedades, sequías).

47000
Comienza el reinado de Ziusudra, «fiel servidor» de Enki, (llamado entre otros nombres, Noé "respiro"). El periodo de maldición continúa.

36000
El duro período climático de los «siete pasos» diezma a la Humanidad. Enlil, desencantado con la Humanidad, busca su exterminio.

11000
Los nefilim, al tanto de la inminente inundación que se desencadenará con la aproximación del Duodécimo Planeta, pactan dejar perecer a la Humanidad. El Diluvio arrasa la Tierra, dando fin súbitamente a la glaciación hacia el 10600 a.C. al inicio de la Era de Leo. La última glaciación terminó abruptamente.

24. ADDENDA

En el libro de los jubileos, que pretende ser un tratado histórico que divide el tiempo en eras que llama jubileos, también se habla del diluvio y de Noé.

Cuando Noé nació, su padre Lámek desconfiaba de su paternidad (se cree que su padre era Enki) y pidió a su padre Matusalen que fuera hasta el padre de éste, Enoc, el abuelo de Lámek que vivia en la Morada de los nefilim -la antigua que estaba al norte del Eufrates, no la del Sinaí que se estableció después del diluvio, para garantizar que ningún nefilim era el padre de Noé. Tras una investigación Enoc aseguró la paternidad de Lámek, y explicando que el aspecto extraño del bebé era un presagio del futuro:

«Habrá un gran diluvio y una enorme destrucción durante un año,
y sólo ese hijo, que deberá recibir el nombre de Noé (“Descanso”),
y su familia serán salvos».

Esos acontecimientos del futuro, explicó Enoc a su hijo,
yo los leí en las tablas celestiales.

Parece como si los Observadores (término que aparece en estos textos antiguos para los nefilim, y no el término dioses que aparece mucho más tarde) ya conocían que iba a producirse un diluvio y la salvación de un pequeño número de humanos.
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Cuando los nefilim planearon huir del diluvio Nannar (Sin), el primogénito de Enlil en la Tierra, anunció un extraño deseo: esperar el Diluvio no en los cielos de la Tierra, sino en la Luna. Enki se sorprendió; Enlil, desconcertado, aceptó. Más tarde el símbolo de este nefilim sería una media luna, especialmente ...
A mediados del siglo VI a.C los demás nefilim abandonaron el planeta, y él con su mujer y otro más, junto a los pequeños sirvientes quedaron aquí esperando el retorno de sus compañeros y dirigiendo bajo las ordenes de su abuelo Anu -desde su planeta-el nuestro.

Tras el diluvio acabó la escasa vida en Marte, que quedaba mucho más cerca del duodécimo planeta con unos efectos gravitatorios más fuertes. Lahmu es Marte:

«¡Lahmu quedó devastado con el paso de Nibiru! - Así lo relató Marduk:- ¡Su atmósfera fue absorbida hacia el exterior, sus aguas se evaporaron, es un lugar de tormentas de polvo!
¡Por sí misma, la Luna no puede sostener vida, sólo se puede permanecer allí con máscaras de Águila!

Así dio cuenta Nannar a los demás, y después añadió:

¡Una vez allí, uno debe recordar que fue el líder del ejército de Tiamat, compañera de la Tierra es, el destino de la Tierra está conectado con ella! Enlil puso su brazo cariñosamente sobre los hombros de su hijo. ¡Estamos preocupados ahora con la supervivencia!»

Esas palabras hacen referencia a la formación del sistema s olar, Tiamat es la Tierra, y su ejercito los cuerpos próximos, como Marte.