3 de Febrero de 2014

3 de Febrero de 2014
Oligisto oteando el cielo

miércoles, 11 de junio de 2014

El reencuentro de Noé con Enki (8)

8. El reencuentro de Noé con Enki


  • El desembarco en una montaña

Emergió una región montañosa;
sobre el Monte Nisir (“ Salvación”) se detuvo el barco;
el Monte Nisir sujetó al barco con firmeza,
sin dejar que se moviera.

Durante seis días, Utnapistim estuvo vigilando desde el arca inmóvil, cautiva en los picos del Monte de la Salvación (el bíblico Ararat). Después, soltó una paloma para que buscara un lugar de descanso, pero volvió. Una golondrina también salió, y volvió. Después, soltó a un cuervo —y huyó, encontrando un lugar de descanso. Entonces, Utnapistim soltó a todas las aves y animales que estaban con él, y salió él también.


  • El arca de Noé estaba tripulado por un experto

Atra-Hasis llevó consigo un «Barquero» llamado Puzur-Amurri («occidental que conoce los secretos») «le cedió la estructura, junto con su contenido» en cuanto se desató la tormenta.
¿Para qué necesitaba a un experimentado navegante, a menos que fuera para llevar el arca hasta un destino concreto? Los nefilim utilizaban los picos de Ararat como puntos de referencia desde el principio. Siendo las cumbres más altas en esa parte del globo, esperarían que fuera lo primero en reaparecer sobre el manto de agua. Y, dado que Enki, podía suponer esto dio instrucciones a su sirviente para llevar el arca hacia el Ararat, planeando el encuentro desde un principio.



  • Enki es acusado de no respetar el juramento

Noé construyó un altar «y ofrendó un sacrificio».  «Los dioses aspiraron el perfume, los dioses aspiraron el dulce perfume. Los dioses acudieron como moscas hasta el que había hecho el sacrificio»

Pero, cuando Enlil llegó finalmente al lugar de la escena, no pensaba demasiado en la comida. Estaba echando chispas de ver que alguien había sobrevivido. «¿Acaso alguna alma viviente ha escapado? ¡Ningún hombre tenía que sobrevivir a la destrucción!».

Ninurta, su hijo y heredero, apuntó inmediatamente su dedo acusador hacia Ea/Enki. «¿Quién, sino Ea, puede diseñar un plan así?. Sólo Ea sabe de qué va todo».

Lejos de negar la acusación, Enki lanzó uno de los discursos de la defensa más elocuentes del mundo. No fui yo el que descubrió el secreto de los dioses»; simplemente dejé que un Hombre, uno, Atra-Hasis (en acadio), «extremadamente sabio», percibiera por su propio saber el secreto de los dioses. Y si, como parece, este terrestre es tan sabio, Enki le sugirió a Enlil, no vayamos a ignorar sus capacidades. «Así pues, ¡déjate aconsejar en cuanto a él!». Dejándose influir por el argumento de Enki,


  • Enlil nombra consejero a Noé

Enlil, convencido por su hermano Enki, nombró consejero a Noé. Noé pasaba así a ser uno de ellos, a residir entre los anunnaki y a vivir como ellos, disfrutando de su longevidad.

Acto seguido, Enlil subió a bordo del barco.
Me cogió de la mano y me llevó a bordo.
Llevó a mi mujer a bordo,
la hizo arrodillarse a mi lado.
Y él, de pie entre nosotros,
tocó nuestras frentes para bendecirnos:
«Hasta ahora, Utnapistim no has sido más que humano;
en lo sucesivo, Utnapistim y su esposa
serán para nosotros como dioses.
¡Utnapistim residirá en la Lejanía,
en la Boca de las Aguas!».

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